Biodanza
Crecimiento personal a través del movimiento y la música
En la Biodanza los movimientos y las situaciones de encuentro grupal, acompañados de música y canto, inducen vivencias capaces de modificar procesos en las distintas esferas de la vida.
Estas vivencias son estados psicológicos y físicos de plenitud, de integración profunda consigo mismo y con el momento que está viviendo (el aquí y ahora).
La Biodanza trabaja en cinco líneas de vivencia comunes a todos:
Línea de Vitalidad.
Se desarrolla estimulando el sistema neurovegetativo (simpático-parasimpático), la homeostasis (equilibrio interno a pesar de los cambios ambientales), el instinto de conservación (lucha y fuga), la energía para la acción y la resistencia inmunológica.
Básicamente, los ejercicios de vitalidad ejercen su influencia sobre los estados de ánimo y el humor de la persona.
Línea de Afectividad
Se promueven situaciones de intimidad para que puedan emerger procesos afectivos entre las personas. Estar en consonancia con uno mismo y con el otro permite una relación sin competencias, sin juicios de valor, estereotipos o chantajes emocionales. Cada uno se vuelve un detonador que estimula el renacimiento permanente del otro.
Se logra así, una reeducación afectiva y el acceso a la amistad y el amor.
Línea de Creatividad
Se estimulan los impulsos expresivos y de innovación para lograr disminuir la inhibición y reforzar la autoestima, así, cada uno puede sentir con claridad cuál es su contribución para su propia vida y la de los demás.
Expresión a través de la voz y el movimiento.
Reformulación de la existencia (dónde vivir, con quién vivir, y qué hacer)
Línea de la Trascendencia
Es la suma de las cuatro líneas de vivencias anteriores.
Se desarrolla a partir de la experiencia adquirida en los primeros instantes de vida, donde se vivencian sensaciones de armonía y plenitud.
La Biodanza desarrollada en plena naturaleza, los ejercicios en el agua o las danzas de los cuatro elementos (por poner algunos ejemplos) que favorecen estos estados.